EJE 6. MIGRACIÓN, LOS DERECHOS DE LA MADRE NATURALEZA, EL CAMBIO CLIMÁTICO Y LAS DISPUTAS NORTE-SUR

La defensa de los bienes naturales, especialmente del agua, en los distintos ecosistemas es un tema esencial directamente conectado con las migraciones en las distintas regiones del planeta, bajo el contexto actual de la acelerada destrucción, depredación y contaminación ambiental que pone en peligro a todas las formas de vida del planeta y que es uno de las causas más relevantes de las migraciones

La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR calcula que entre 250 y 1,000 millones de personas en todo del mundo perderán sus casas o se verán forzadas a mudarse de territorio y hasta de país en los próximos 50 años. En América Latina, la dura determinación de quedarse o emigrar es una disyuntiva que enfrentan cada vez más personas.

Tal desafío se reconoció específicamente en la Declaración de Brasilia y su Plan de Acción, adoptada en Diciembre de 2014 como parte del proceso Cartagena +30; por ejemplo la Agenda para la Protección de las Personas Desplazadas a Través de las Fronteras en el Contexto de Desastres y Cambio Climático (Agenda de Protección) de la Iniciativa Nansen, en Diciembre de 2013, nos  señala la necesidad de atender en materia de movilidad humana entre otros aspectos, los siguientes:

  • Normas para el tratamiento de extranjeros afectados por desastres
  • Protección para extranjeros provenientes de países afectados por desastres
  • Aplicabilidad de los cuerpos de leyes existentes: Uso de categorías migratorias regulares y uso de categorías migratorias excepcionales
  • Discrecionalidad por razones humanitarias en el ámbito de la inmigración
  • Disposiciones sobre discrecionalidad por razones humanitarias
  • Obligaciones que limitan la discrecionalidad
  • Normas para el tratamiento de extranjeros afectados por desastres
  • Leyes sobre refugiados y protección bajo normas de derechos humanos
  • Cooperación bilateral y Cooperación Regional con la Conferencia Regional sobre Migración.

Las disputas Norte-Sur en el marco colonizador, concentrador de riqueza y depredador ambiental del modelo económico neoliberal, es el principal factor del cambio climático ya que no reconoce los Derechos de la Madre Naturaleza y los Derechos de la Madre Tierra, lo que incide de forma directa en el acelerado proceso de migración global.

Hasta la fecha no se han realizado las acciones necesarias a nivel global para aminorar el cambio climático sobre todo por la oposición de los principales países causantes del cambio climático por ser los principales consumidores de energía del mundo, tales como los EE UU de NA, China y Japón. Bajo este escenario es muy probable que se escalen los fenómenos destructivos naturales causantes del desplazamiento forzado de poblaciones sobre todo del tercer mundo en zonas costeras y en zonas con elevadas temperaturas que tienden a convertirse en desiertos.

Las migraciones climáticas ocurren en el contexto del modelo de desarrollo emergido del sistema capitalista. Por un lado, este modelo habilita a que los estados y las transnacionales sobreexploten los recursos naturales degradando el medio ambiente y forzando a emigrar a las personas y familias. Ejemplos de ello son los megaproyectos que utilizan recursos básicos del suelo, la fauna y flora locales (como la minería y las represas hidroeléctricas), y que se realizan con consentimiento de los gobiernos. Producto del cambio climático, entonces, distintos puntos del planeta se están convirtiendo en lugares expulsores, originando desplazamiento de poblaciones en razón de la escasez cada vez mayor de suministros regulares de alimentos y agua, así como del aumento de la frecuencia y gravedad de inundaciones y tormentas o, por el contrario, de desertificación y sequía.

Por otro lado, el modelo de desarrollo capitalista se ve beneficiado por la sobreexplotación de la mano de obra de los migrantes. Si bien esta situación de sobreexplotación es compartida por los migrantes económicos, aquellos a quienes consideramos como “migrantes climáticos” son un producto de la degradación del planeta que los obliga a buscar otros lugares para vivir. Entre las principales causas ambientales que determinan la migración tenemos: cambio climático (desertificación, deforestación, degradación de la tierra, contaminación de aguas o inundaciones, huracanes) y, fenómenos naturales no atribuibles al cambio climático (erupciones de volcanes, terremotos) y por desastres generados por el hombre (accidentes industriales, radiactividad, entre otros).

Ambas situaciones implican violaciones a los derechos humanos de los migrantes y el agravamiento de la desigualdad y la pauperización, especialmente en los países del sur, cuyos habitantes se ven forzados a desplazarse con impactos dramáticos en el medio ambiente también en los lugares de recepción, completando así un círculo perverso de vulnerabilidad de derechos.

Primero, se está violando el derecho de las personas y los pueblos a no migrar y a quedarse en su territorio, puesto que la degradación de sus territorios está generando la despoblación particularmente de las comunidades rurales, en las cuales ocasionalmente sólo quedan l@s ancianos. Segundo, en las ciudades, los que emigraron ocupan puestos con bajos salarios y en condiciones de explotación violando sus derechos a un trabajo digno, agravando los niveles de pobreza y por lo tanto impidiendo el acceso a otros derechos básicos como vivienda, salud y educación. En ocasiones esto se ve impulsado por redes de trata y tráfico de personas que los rebajan al estatus de mercancía. Tercero, mediante la militarización de las fronteras y la criminalización de los migrantes se institucionaliza el maltrato y se generan altos niveles de discriminación, lo que finalmente constituye otro obstáculo para el acceso a todos sus derechos.

Cuarto y último, el modelo de desarrollo capitalista que está forzando a las personas a emigrar de sus lugares por causas climáticas viola el derecho básico a la libre movilidad.

Por todo lo anterior el FSMM debe luchar por una forma alternativa de desarrollo socio ambiental geo o ecocéntrica con centro en el sistema sociedad-naturaleza, en vez de la forma de desarrollo antropocéntrica que esta llevando al planeta al gran desastre ambiental y civilizatorio. Si no se le da una importancia prioritaria a la dimensión ambiental de las migraciones, vinculada de forma directa con la pobreza de las personas más vulnerables que son los campesinos e indígenas el desplazamiento migratorio seguirá aumentando.

La resistencia socio-ambiental debe ser territorial e interterritorial en cada espacio en defensa del agua, el territorio y las culturas, para aminorar las migraciones y mejorar la calidad de vida. El FSMM es un espacio organizacional autónomo de gobernanza autogestiva en redes de redes para revertir el modelo neoliberal actual desde los pueblos organizados en defensa de sus bienes naturales y culturas en cada espacio y entre ellos.

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